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El último sábado de agosto, prendí las luces del balcón e una nube de termitas corrió hacia las lámparas. Se arrojaron contra la ampolleta nerviosamente y cubrieron cada centímetro de la pared. Una mariposa voló entre ellos, desorientada. Y una lagartija estaba allí, verticalmente, al lado de una de las lámparas, emocionada, pero en gran desventaja numérica. Es el comienzo de la primavera, hora de salir en la búsqueda por nuevos apareamientos, con la ayuda de la luna. Entonces, pasé un tiempo en el oscuro mientras las termitas se orientaban.
Al día siguiente, a pesar de la pandemia, la gente llenó las playas para disfrutar del sol. El invierno se terminó y también el aislamiento. Los humanos, en muchos sentidos como un enjambre de termitas, tienen instintos que no les dejan acompañar los cambios drásticos del contexto. La luna ya no es la única fuente de luz en esta tierra — que antes era un pedazo de bosque atlántico costero. Aunque seamos adaptables encontramos maneras de racionalizar comportamientos irracionales para retrasar los cambios.
Ciertas cosas ya cambiaron, irreversiblemente, como la manera que nuestros cuerpos existen en el mundo y lo influencian. Nuestros cuerpos son importantes, por lo tanto la distancia entre ellos también importa. Así como las termitas son importantes para el mundo — un mundo que no circunda solamente los bienes humanos — ellos ayudan a descomponer los cuerpos de los árboles muertos, devuelven los nutrientes al suelo abriendo el camino para una nueva generación de árboles. Como nosotros, a ellos también les gustan los cadáveres de los árboles, aunque practiquen este culto de forma mas sostenible.
¿De qué formas insostenibles practicamos nuestra devoción? Poniéndonos devotos del dinero, de otras personas o de nuestro propio cuerpo, puede ser que estemos practicando rituales que no solamente nos aleje de las cosas que mas valoramos, sino que también pueden destruirlas. El instinto de socializar y tomar el sol, por ejemplo, como homenaje a las personas que amamos, incluye a nosotras mismas, aunque tuviera validez antes del año 2020, hoy puede ser una maldición más. Así como las termitas tuvieron la capacidad de disfrutar de la luz de la luna, aunque se distraen con una luz bastante débil solamente por su cercanía, al encontrar nada más allá del vidrio, concreto y de madera químicamente tratada.
El COVID-19 y el aislamiento puede haber remodelado la forma como vemos nuestros cuerpos en el mundo y, por lo tanto, va a remodelar la practica de nuestra devoción, en lo que sea. Esto no es algo malo, las tradiciones pueden evolucionar para volverse aún más poderosas. En cierto modo, es por el cambio que nos ponemos devotos. Si alguien adora la riqueza, aunque la idea que hacemos de ella pueda ser inmutable, el deseo es que se cambie la cuantidad de la riqueza. Mismo en la adoración de las deidades, por eternas que sean, son consideradas con poder de Cambio.
Yo fui una de las personas que fueron a la playa en este domingo, sin saber que formaba parte de un enjambre. La multitud me sorprendió y me hizo super-consciente de no estar usando un barbijo. Lo más sorprendente, sin embargo, fue percibir que ahora me dio una sensación fragilizada de lo que mi cuerpo es capaz, de lo que puede soportar y de como las cosas pueden amenazarlo. Yo solía ser tan desteñida, andar en bicicleta entre los autos, escalar las enormes rocas en la playa, explorando senderos escondidos y mirando hacia abajo del acantilado. Probablemente sea seguro decir que el año 2020 nos hizo sentir vulnerables y muchos de nosotros simplemente no queremos aceptarlo pero existen nuevas formas de reconstruir la confianza en nuestros cuerpos, solamente tenemos que querer buscarlas.
Ciertas cosas cambian y volver a las antiguas formas de afrontarlas puede ser contraproducente. Especialmente para aquellos de nosotros que quieren seguir resistiendo a los cambios, es importante mantener nuestros objetivos inmutables para que conozcamos a las tácticas cambiantes en las que podemos confiar para alcanzarlas de manera efectiva, sin distraernos con cosas brillantes en el camino.
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